Una investigación revela que Nieman hizo trampas en más de cien partidas de ajedrez | Las Provincias

2022-10-08 21:57:43 By : Mr. GANG Li

La Bonoloto reparte este sábado más de 272.500 euros entre 67 jugadores

Niemann vuelve a estar en el centro de la polémica. LENNART OOTES, GRAND CHESS TOUR

Un informe filtrado por Chess.com ha puesto en jaque, nunca mejor dicho, la carrera del estadounidense de 19 años Hans Niemann, acusado de tramposo por el campeón del mundo, Magnus Carlsen. Según el estudio del portal de ajedrez -plataforma en la que juegan más de 90 millones de ajedrecistas de todo el mundo- el americano «probablemente recibió ayuda ilegal en más de 100 partidas en línea, en fechas tan recientes como el año 2020». En muchas de ellas había premios en juego, lo que contradice las confesiones del acusado, quien admitió estar arrepentido de dos trampas ocasionales, cuando tenía 12 y 16 años.

El ajedrez nació hace 1.500 años, día arriba, día abajo. Viajó por Asia y Europa durante siglos, voló a lomos de la imprenta, creció con los ordenadores, surfeó internet como nadie e incluso aprovechó una pandemia para subir la fiebre, acentuada desde la ficción por una pelirroja aficionada a las pastillas y los gambitos. Hasta que Magnus Carlsen despertó a todos del sueño: «Me han hecho trampas y esto es muy serio», dijo el noruego. El ajedrez, último reducto del juego limpio, se resquebrajaba en directo.

Al campeón le indignó perder contra un jovenzuelo de 19 años con mala fama y peores gestos. Abandonó el torneo de San Luis y se dejó ganar días después una partida por internet, de nuevo contra Hans Niemann. Movió un caballo para esquivar la incomparecencia y se rindió en señal de protesta. Si no les gustan sus principios, no tiene otros. Lo malo es que corría el riesgo de adulterar la competición y, peor aún, desataba una caza de brujas contra un colega inocente, mientras no se demostrara lo contrario.

Magnus escribió luego un comunicado 'a prueba de abogados' para justificarse. No tenía pruebas, pero tampoco dudas: considera a Niemann un fullero y no puede sentarse tranquilo frente a alguien que ha confesado hacer trampas. «Ha hecho más trampas y más recientemente de las que admitió en público», afirmó el número uno. «No quiero jugar contra gente que haya hecho trampas en el pasado porque no sé de lo que son capaces en el futuro», añadió.

Magnus abría así un caso digno de debatirse en los tribunales más altos, legales y morales: ¿tiene derecho a rehusar el enfrentamiento por albergar sospechas o por los pecados prescritos del rival? El noruego explica que en la partida que perdió notó un comportamiento inusual. Sus dudas parecen sinceras, pero también es posible que se precipitara en la denuncia: «Niemann no estaba tenso o totalmente concentrado en posiciones críticas, mientras me superaba con negras de una manera que solo un puñado de jugadores puede hacer», alegó. Como es natural, el caso Carlsen-Niemann ha dividido los tableros. Garry Kasparov se lo recriminó y no faltó quien pidió incluso un castigo para Magnus, por no respetar la presunción de inocencia

A Niemann lo miran todos con lupa. Un ejército de expertos rastrea sus partidas en busca de jugadas 'de máquina', fuera del alcance de la mente humana. Aparte de los datos aportados por Chess.com, no se han hallado evidencias delictivas incontestables en vivo, pero sí una facilidad sorprendente para jugar 'demasiado' rápido en posiciones complejas.

El gran maestro español Paco Vallejo, número uno de España, es de los que sospechaban. «He visto algunas partidas asombrosas y de momento solo veo dos opciones: tiene el mayor talento de la historia o recibe ayuda externa». Entre sus seguidores, tres de cada cuatro apuestan por la segunda posibilidad.

¿Cómo pasó los controles?

En ese caso, ¿cómo pudo pasar Niemann los controles? En los grandes torneos, los jugadores se someten a un escáner electrónico. Otro análisis térmico impide, en teoría, esconder la más pequeña pieza de plástico ajena al cuerpo, no digamos las famosas bolas vibradoras.

En realidad, hacer trampas en ajedrez es lo más fácil del mundo y por internet es una plaga casi imparable. Solo en las competiciones con medios se usa una doble cámara: la del ordenador que enfoca la cara del jugador y otra para ver la habitación de juego. A los jugadores les piden a veces que enseñen algo concreto y están obligados a compartir con los árbitros la pantalla de su monitor, pero ninguna medida parece suficiente.

Las plataformas de juego tienen sus propios programas espía, que detectan si se utiliza otra aplicación durante la partida. Sus métodos son secretos y cada día expulsan de sus salas a cientos de tramposos, todo ello en partidas en las que solo está en juego el orgullo. Se sabe, por ejemplo, que pillaron a muchos que usaban un programa que colocaba siempre las piezas en el centro exacto de las casillas. Ninguna mano humana que maneje un ratón o utilice una tableta o un móvil es capaz de hacer esto tres veces seguidas, sin desviarse ni medio milímetro. Cuando esto se divulgó, los programas tramposos empezaron a simular también los movimientos humanos, más aleatorios e imperfectos en un sentido mecánico.

Entretanto, pese a la marejada, Hans Niemann debutó ayer en el Campeonato de Estados Unidos. Aguantó la presión y derrotó con brillantez al jovencísimo Christopher Yoo, de solo 15 años. Es colíder junto con Samuel Sevian. «No voy a retroceder», dijo al acabar la jornada.