Una bacteria que consume plástico es una nueva esperanza para el reciclaje

2022-07-23 01:27:44 By : Ms. lily wang

El Parlamento Europeo se enfrenta a la prohibición de los plásticos de un solo uso Los residuos de plástico tienen una nuevo adversario (Photographer: Jack Taylor/Getty /Jack Taylor)

Bloomberg Opinión — Nuestros lagos, ríos y océanos están cada vez más llenos de plástico, además de trillones de fragmentos microscópicos de este material procedentes de todos los productos útiles y perturbadoramente duraderos que la industria petrolera ha hecho posible. Este diluvio de residuos ha crecido exponencialmente a lo largo de los últimos 60 años. Unas 10 millones de toneladas de botellas, redes, bolsas, cubos y envoltorios de alimentos se vierten cada año, de forma deliberada o indiferente, en nuestros cursos de agua, donde se atascarn y matan a la vida marina y dañan los órganos de las criaturas, incluidos, posiblemente, los humanos, que los ingieren.

¿Qué podemos hacer? Llevamos 70 años intentando reciclar el plástico, pero no hemos tenido mucho éxito. Hay quienes piensan que no funcionará nunca de verdad, en gran parte porque hay muchos tipos diferentes de plásticos y, por lo general, no pueden reciclarse juntos. Por otro lado, el reciclaje sigue siendo más costoso que la producción de plástico nuevo; se prevé que la industria del plástico produzca en 2040 el triple de plástico que hoy.

Este material se ha integrado tanto en nuestro ecosistema que las bacterias han evolucionado hasta poder digerirlo.

Curiosamente, estos organismos podrían ofrecer ahora un rayo de esperanza. Uno de los principales obstáculos para el reciclaje rentable es encontrar enzimas químicas que puedan descomponer el plástico rápidamente y recuperar las moléculas utilizadas originalmente para fabricarlo, un primer paso crucial para la reutilización del material.

Mediante el estudio de estas bacterias devoradoras de plástico, los científicos descubrieron algunas enzimas que pueden descomponer los plásticos más rápidamente de lo que era posible hace una década. Se trata de un gran avance con respecto al reciclaje tradicional, que utiliza el calor para fundir el plástico, lo que da lugar a un material deteriorado del cual se puede sacar menos provecho. Tras demostrar la nueva técnica, una empresa francesa llamada Carbios confía en reciclar pronto 50.000 toneladas de plástico al año.

Pero es probable que esto sea sólo el inicio. La mayor esperanza de que se produzcan grandes avances en la química del reciclaje proviene de nuestra actual enorme ignorancia de la microbiología de los mares, y de la genómica y la tecnología informática que se están en camino a cambiar esto.

No conocemos los suficiente sobre los microbios del mundo. Al estudiar el contenido genético de las muestras de agua de mar, dos tercios de lo que encuentra no se parece a nada de los organismos conocidos. Según un estudio reciente realizado por investigadores del Instituto de Microbiología de la ETH de Zúrich, por ejemplo, se empleó la genómica computacional para analizar más de 1.000 muestras de agua de mar procedentes de diferentes lugares y profundidades y se obtuvieron los genomas completos de unos 26.000 organismos, de los cuales 2.700 eran desconocidos hasta ese momento. (Tampoco sabemos mucho sobre los microbios del suelo. Aproximadamente el 99% de los genes identificados en muestras al azar de la capa superior del suelo no figuran en las bases de datos de genes microbianos conocidos).

El microbioma, el universo de todos los organismos microbianos, es un tesoro de pistas químicas sobre potenciales nuevos fármacos y otros compuestos bioquímicos posiblemente útiles. Sólo el estudio de la ETH de Zúrich descubrió más de 40.000 nuevos grupos de genes biosintéticos, el término que utilizan los biólogos para referirse a pequeños grupos de genes asociados que juntos ayudan a producir alguna molécula bioactiva concreta. Para los científicos se trata de los principales candidatos en la búsqueda de nuevos y útiles compuestos farmacéuticos.

Los estudios están ayudando también a los científicos a determinar nuevas enzimas que puedan digerir los plásticos. El biólogo Aleksej Zelezniak, de la Universidad Tecnológica de Chalmers (Suecia), y sus colegas identificaron enzimas que degradan plásticos en los genomas de muchas bacterias, incluidas las del océano y las del suelo, en un estudio publicado el año pasado. Y entre las bacterias oceánicas detectaron una fuerte correlación entre la diversidad de dichas enzimas y la cantidad de contaminación por plásticos local. Durante los breves 60 años que tiene la contaminación por plásticos, las bacterias ya han evolucionado en su bioquímica para digerir el plástico como fuente de alimento.

Al mismo tiempo, esta ingeniería bacteriana proporciona indicios de cómo podríamos producir mejores enzimas para el reciclado. Con estos datos bacterianos, empleando métodos modernos de genómica y aprendizaje automático, los científicos también han sido capaces de identificar más de 30.000 nuevas moléculas candidatas que podrían tener potentes propiedades de digestión de plásticos para al menos 10 variedades diferentes.

Hay otros obstáculos para el reciclaje de plásticos, entre ellos la falta de compromiso de la población. Esta situación está empezando a cambiar, en parte gracias a la prohibición de importar residuos plásticos impuesta por China, que ha hecho más difícil para los países occidentales ocultar su contaminación por plásticos enviándolos lejos.

Ahora bien, necesitamos que los gobiernos se comprometan mucho más a aplicar impuestos a los envases de plástico y a promover alternativas de envasado que empleen mucho menos plástico o que no lo empleen en absoluto. Con estos pasos no es descabellado esperar que, dentro de 10 o 20 años, dotados de un mayor conocimiento del microbioma marino, los científicos encuentren el camino hacia un conjunto de enzimas que puedan digerir rápidamente los muchos tipos de plásticos que la industria produce. De ser así, puede que quede esperanza para los océanos.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o de Bloomberg LP y sus propietarios.

Este artículo fue traducido por Miriam Salazar

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